- "Tiene demasiado vicio"Lo había estado guardando todos estos años enrollado en un cilindro de cartón. He querido rescatar esa imagen para completar mi collage particular de recuerdos.
Cuando te levantas cada mañana con renovados propósitos para rayar la perfección y fracasas al primer intento, empiezas a entender que un impulso en tu interior ejerce una fuerza en sentido contrario al de tu intención original. Como el papel, tienes ya la tendencia a actuar de una manera. Precisamente esa que tratabas de evitar.
Me resulta especialmente difícil soltar el pie del acelerador, morderme las ganas antes de acabar con la tarrina del helado de chocolate, calcularle la cadencia al metrónomo para llegar pronto a las citas, resistirme a cualquier plan alternativo a la lista de tareas que me queda por terminar o dejar las manos quietas.
Llevo tanto tiempo afianzando conductas, que no consigo corregirlas.
Esta querencia a lo cómodo te deja poco margen de maniobra, vas enderezándote como puedes y acabas con la sensación de haber librado una agotadora batalla contra ti mismo. Cuando por fin lo consigues, te recorre un escalofrío extrañamente reconfortante.
Insisto a mis hijos sobre buenos hábitos de estudio, posturales, higiene, alimentación... para que la fuerza de la costumbre les haga todo el trabajo.
Sólo espero que su carga genética les permita llegar a ser lo que se propongan.
Un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas, pero cuando están a mitad del trayecto, el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula: "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos". Ante lo que el escorpión se disculpa: "no he tenido elección, es mi naturaleza".
Esopo
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