jueves, 28 de febrero de 2013

TRATADO SOBRE LA HIPOCRESÍA

Anteayer tuve el día libre. Por la mañana me levanté con los niños. Después de desayunar y abrir mi correo, me asomé a la ventana para comprobar que el cielo sigue siendo azul. Había tomado la determinación de llenar de  ✔✔✔✔✔ mi larga lista de tareas y empecé por hacer la llamada que me había encargado Guillermo justo antes de salir de casa.

   - Hola Josele, ¿quieres acercarte esta noche a ver el Madrid-Barça? Vendrán los de la última vez.
   - No, muchas gracias, ya he quedado con mi prima. ¿Pensabas salir a la calle? Hace un frío terrible.

La excusa que necesitaba, el cielo puede esperar.
Mi sofá preferido estaba iluminado por el sol y cogí de la estantería el libro que había quedado en leer con mi amiga. Lo abrí por la dedicatoria, pasé la hoja y vi algo que quise enviar por whatsapp a mi hermana por si le pudiera ser útil. Cogí mi iPhone e hice una foto:

Un niño necesita más vuestro amor
cuando menos lo merece.

                          Erma Bombeck

Continué leyendo y señalando frases casi a la vez. Ya en la página trece, me quedé con la mirada perdida y la cabeza en otra parte. Me esforzaba por avanzar y una asociación lógica de ideas me volvía a distraer. En la dieciséis tuve que subrayar esto: ... "en estos tiempos no me importa tanto que me quieran como que me comprendan".
Y en la diecisiete: ... "y su luz trémula contribuye a reforzar la sensación de «ahora caigo, ahora me levanto» que caracteriza mi nueva vida".

Parecía que lo hubiera redactado yo. En este punto tomé una decisión: ya que me he puesto a divagar, por el mismo precio lo escribo.

Pensé en lo en lo difícil que debe de ser abrirse paso entre miradas que se van clavando en ti, en lo cobarde que es atacar desde una posición estratégica (sin que el interfecto esté presente, o protegido bajo una máscara), y en si aquellos que condenan no se estarán escondiendo tras la pantalla de reputación que refiere la Wikipedia:

La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación.

La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace.
Es decir, una persona hipócrita, es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad que construye con apariencias sobre si misma, propagándose como ejemplo y pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su accionar, aunque sus fines y logros están alejados a la realidad.
En muchos idiomas, incluido el francés, un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y verdadera personalidad.




Sin embargo he comprendido que reclamamos hipocresía, la verdad no siempre es bella y puede resultar incómoda o todavía, dolorosa. Evitar un tema de conversación escabroso forma parte del protocolo, de la norma no escrita. Un pacto entre caballeros.

Siempre me he estado quejando de que no me servía de nada pedirle opinión a mi amiga Enana Marrón.
"Pues ese color de pelo tampoco te queda mal"... (el día que me lo dejaron naranja). "¡Qué rica está la ensalada!"... (se me había apelmazado el queso de cabra y la escarola quedó mustia).
Es cierto que a continuación la delata  su característica risa floja, pero ahora agradezco su incondicional indulgencia.

No acabo de acostumbrarme a la sobreactuación de los comerciantes en USA, se alegran tanto de verte que te sorprendes devolviéndoles tu mejor sonrisa. Seguro que algún estudio de mercado demuestra la positiva repercusión en las ventas con esta artificiosa actitud ...

... de la misma forma que me he acabado convenciendo de la utilidad funcional del maquillaje.
He estado expuesta con la ingenuidad del confiado. Por suerte aún cuento con tres personas con las que poder ser auténtica. Agota nadar contra corriente, por tanto procedo a protegerme. 
En el fondo soy una niña pequeña, que al ver que todos llevan su escudo, ahora quiere uno también.


Como diría Groucho Marx ...
"Éstos son mis principios, si no le gustan tengo otros".




YouTube "The Reason" Hoobastank



9 comentarios:

  1. De acuerdo en casi todo, salvo en lo del maquillaje. Si hablamos de naturalidad ¿no implica cierta artificiosidad el propio concepto? Al fin y al cabo, la línea entre el uso y el abuso es muy fina, tanto como la que describes entre la indulgencia y la mentirijilla, y luego entre la mentirijilla y la mentira bienintencionada y así sucesivamente... El maquillaje, en exceso puede ser como los escudos, que a veces tapan la visión, propia y ajena (aunque visto lo ocurrido estos días aquí, a veces sean un mal necesario)

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  2. Voy a vencer mi pudor para decir algo que callarme bien pudiera ser hipócrita. Es un privilegio disfrutar de alguien tan transparente y auténtico, al que la inteligencia no resta frescura. Conviene que te hagas con ese escudo, pero, por favor, el indispensable para protegerte sólo de cosas como la amargura y la mezquindad, sin dejar de ser tan genuina.

    P.D.: Todo depende del punto de vista. Esa ensalada estaba rica y tú eres tan bella por dentro como por fuera.

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  3. ...y siento que no encuentres útiles mis opiniones. No creas que una opinión, por ser desagradable es objetiva y subjetiva por ser favorable. ;-)

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