–Yo también te quiero a ti, ¿Qué tal has dormido? ¿Has soñado con algo?
Da una pensada rápida y contesta:
–Sí. He soñado que actuábamos en el teatro del colegio y yo hacía de Rapunzel, Nacho era el príncipe y Paula la bruja mala.
Cuando no tenía que actuar me llamaba Maty para cambiarme de vestido. –Maty es la asistenta y la viste por las mañanas–. Todos los vestidos eran preciosos. Papá era mi padre y la madre era ella.
Un fogonazo de ofuscación cruzó mi mente.
Comprendí de inmediato que en el mundo de María yo estaba perdiendo protagonismo. Sentí celos y, quizá, trazas de culpa.
Me arriesgué a preguntar:
–¿Y yo? ¿Salía en el sueño?
Le llevó un segundo responder, un segundo interminable.
–Sí. Tú eras el caballo.
Para escenificarlo se bajó de la cama y se agachó a cuatro patas al pie de su chifonier que hoy representaba la torre y se puso a rascar el suelo con su mano derecha. Con los dientes hacía el gesto de tirar del pasador de la puerta para intentar abrirla.
Tardé un buen rato en reaccionar. Me dejó pensando. Llegué (quise llegar) a la conclusión de que prefiero el rol del caballo. Confieso que no se me habría ocurrido escogerlo en el reparto pero ahora soy consciente de la suerte que he tenido de merecer ese papel. No imagino uno mejor. Me elige a mí para ayudarle a alcanzar la libertad, a perseguir su sueño.
No quiero ser una madre que se dedique a adornar a su hija con vestidos almidonados, ordenarle el cuarto, hacer su cama, su comidita (esto lo podría hacer cualquiera). Yo quiero observarla atentamente hasta conocerla bien, identificar sus talentos para poderlos potenciar. Afianzar su autoestima, fortalecerla. Quiero saberle aconsejar. Quiero que sepa que siempre podrá contar conmigo y que la acompañaré adonde haga falta. Ganarme su confianza, salir con ella a trotar. Quiero enseñarle a pensar por sí misma, a darse impulso, a no rendirse. Y si alguien —algo—, le hiciera alguna vez cautiva, quiero ayudarle a escapar.
Ahora que reflexiono no me cabe la menor duda: Yo no quiero ser su madre, yo quiero ser su caballo.
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