miércoles, 5 de mayo de 2021

El diario

29 de abril

Hoy por fin ha terminado el pintor. Un tipo amable. Le pedí cambiar el color del baño y del vestíbulo una vez dada la primera capa y dijo que no había ningún problema, que era fácil de rectificar. Ahora ha quedado a mi gusto. Odio sentirme culpable cuando pienso que mi meticulosidad puede incordiar a otros. En mi cabeza resuena esta pregunta: –Mami, ¿por qué todo tiene que ser perfecto siempre?

En cuanto cerré la puerta me puse a examinar el trabajo y justo a la luz de la lamparita de entrada vi una gota en relieve. La raspé con un cuchillo y se oscureció de inmediato. "¡Pues claro, María! ¿qué esperabas?". Cogí uno de los botes de pintura que acababa de etiquetar con cinta adhesiva como "Vestíbulo" y retoqué con el dedo índice al modo en que que me cubro con maquillaje un granito de la cara. Mejor no mirarlo mucho más. Resolví dar todo por válido. Si quisiera corregir cada desperfecto de la casa tendría que meterme en obras.

Nota: Debo dejar de ser tan absurda.


30 de abril

Salgo a correr siete kilómetros. Mismo recorrido. Misma lista de reproducción. Mismos zapatos de deporte. Me recuerdo a Harvey Keitel en "Smoke" que fotografía su estanco cada mañana a la misma hora y ninguna imagen sale igual. Yo paso por el mismo punto mientras escucho poco antes o después la misma canción y siempre me sorprendo experimentando algo distinto. El hecho de no alterar la escenografía me permite prestar más atención a mis propias sensaciones. Hoy me ha costado arrancar pero me he mantenido voluntariosa y testaruda.

Al rato mandan el video de un corredor en el chat de la familia y escribo esto como respuesta:

"Precisamente de allí vengo. Tiempo total 39'39''. Frecuencia cardíaca ¡¿media?! 184 latidos por minuto. Durante un tramo he corrido a ritmo de "Don't get me wrong". Ahí sí que iba fuerte. Salgo del turno de noche y he dormido 4h. Llevo 16h de ayuno (aunque me he hidratado bien). Me da toda la impresión de estar entrenando para super-heroína. En casa estamos viendo cada finde una de MARVEL y se me ha subido a la cabeza. Un día la voy a palmar."

Por fin estoy logrando la forma física que quería y después de lo que me ha costado temo volverme a relajar. Me muevo entre dos extremos y no me fío de mí misma. A pesar de sentirme satisfecha con mi nuevo estilo de vida he conseguido preocuparles y lo lamento de veras.

Nota: Es normal que este comentario haya sonado inquietante. Tengo que pensar dos veces –o por lo menos una–, antes de dar a enviar. 


1 de mayo de 2021

He volcado las piezas del puzzle sobre el tablero de cristal que reposa en dos caballetes junto al mirador del cuarto de juegos y coloqué, una frente a la otra, dos sillas altas. Este puzzle es uno de los regalos de comunión de mi hija y hoy era el día perfecto para sentarse a hacerlo. Podría hasta resultar un entretenimiento ideal para ejercitar la paciencia. El sol iluminaba parcialmente la mesa y María corrió entusiasmada al ver lo que tenía preparado. 

Ha sido un placer ir encajando piezas mientras cantábamos juntas: "Cada día de lluvia tiene su arcoiris, el camino correcto no es el más fácil ..." Ella se dedicaba a ensamblar los personajes y yo construía el marco, rellenaba la vegetación y le ayudaba a buscar las piezas que no encontraba. Es un paisaje de animales y criaturas fantásticas dibujados con delicadeza. La luz hace brillar las crines del unicornio y la plumas de algunas aves. Está quedando precioso. El martes lo llevaré a enmarcar.






Hoy he vuelto a recordar cuánto disfruto haciendo actividades con María. 

Nota: Sacar el libro que estamos escribiendo a medias. Lo empezamos hace un año y queda poco para acabarlo.

Esterilla al suelo, piernas lastradas, mancuernas de dos kilos y una rutina de ejercicios de musculación en la biblioteca YouTube desde mi televisor. Prueba superada.

Han venido los abuelos. Nos enseñaron su nuevo coche y están tan ilusionados. Después de comer he ganado nuestra partida de pocha. Triple empate en segunda posición. Guillermo puso en la lata dos euros, ellos cuatro. Tenemos un montón de dinero ahorrado y da para un buen restaurante. Hemos decidido que iremos al brunch del Ritz un día de estos.

Por la noche nos repartimos los cinco entre los dos sofás. Cine en familia: "Los Vengadores".


2 de mayo

Amanezco dolorida. Mi marido y yo habíamos pensado el día anterior salir a caminar por la Sierra. Durante la semana apenas nos vemos y nos hace falta pasar mucho más tiempo solos. Les hemos preparado un desayuno especial a los niños y se nos ha ido haciendo tarde. No volveremos a tiempo para comer con ellos. Le hemos dado instrucciones a María para calentar el arroz. Tristán tendrá que poner la mesa y Guille quedarse cerca de su hermana para supervisarla y, cuando hayan terminado, guardar todo en el lavaplatos.

Hoy no pudimos adentrarnos hacia la ruta prevista, amenazaba lluvia. Hicimos bien en elegir el sendero por donde el cielo se veía azul. Caminamos despreocupadamente hasta que nos alcanzó la lluvia y tuvimos que buscar cobijo en un Asador de carretera. Eran sólo las doce y media pero tal y como estaba el cielo había que justificar una parada prolongada y nos sentamos a comer. Guillerno pidió judiones y una cerveza. Yo queso curado, espárragos a la brasa y presa ibérica. Comíamos y conversábamos al calor del comedor mientras caía una buena tromba afuera. Eché de menos mi onza de chocolate negro que suelo llevar encima para que no me tiente el postre y la sustituí por un café. Por fin amaina. Pedimos nuestra cuenta y reemprendimos el camino. 

Esta fue una de esas veces en que se acierta con el tiempo. Deshicimos nuestros pasos ahora bajo la luz del sol. La atmósfera parecía más silenciosa, sólo se escuchaban pajaritos y, quizá por no interrumpir esta quietud, permanecíamos callados. 




Al cabo de unos kilómetros llegamos a un puentecito que cruzaba un riachuelo. Este paraje me llamó a hacer una meditación. Intentar concentrarse en no pensar junto al sonido constante del agua me pareció un buen entrenamiento para mantener la calma en medio del tumulto cotidiano. 

Diez minutos nada más. 

Me senté sobre la piedra salpicada de musgo y dejé colgar las piernas. No fui capaz de mantener la mente en blanco. De pronto tomé consciencia de ser infinitesimal ¿Cuánto valdrá mi vida? Bueno, a mí –razono con la lógica de este instinto de conservación que tengo sobreestimulado– me importa. Llevo puesto un jersey rojo oscuro y en mi empeño desesperado por hacerme destacar me visualizo como una mota de polvo roja en medio del infinito, como si el hecho de diferenciarme me asegurara una consideración especial. ¡Estoy aquí!, me imaginé susurrando. He sentido muy de cerca la resistencia del hombre que se resigna a no ser más que anecdótico en la inmensidad del espacio y del tiempo. 

La actividad de mi reloj marcaba dieciséis kilómetros. Eran las cuatro y media.

A la vuelta paramos a hacer la compra. Llenamos todo el carro de algunos –pocos– caprichos y de muchas buenas intenciones. 

Colocamos en su sitio el contenido de las bolsas, cenamos y por fin me tiré en el sofá. Me siguen doliendo las cervicales. Guillermo me comentó que quizá tenga que ver con el cambio de colchón. Aún no tenemos cabecero pero hoy volvemos a nuestra cama. Tengo ganas de descansar.

Nota: Entrenar el conformismo/la indiferencia y pedir cita con el fisio.


3 de mayo

Vuelvo a despertar dolorida y me siento perezosa. Hoy descanso muscular. Me paso el día en albornoz. Ni siquiera me he duchado. Me he propuesto poner orden en el baño antes de hacer ninguna otra cosa y ya lo tengo impecable. Me he sentado frente a Guillermo para escribir este ejercicio mientras él adelanta trabajo. Me llega un nuevo whatsapp: En dos días me va a poder ver el fisio. Al rato me levanto a cocinar una sopa miso con setas mientras en mi móvil escucho "Drácula". Está escrito como un diario y me sirve de inspiración. Tiene párrafos que subrayaría sin duda si estuviera leyendo el libro: "Estoy cercado de terrores en los que no me atrevo a pensar". Anoto esta y alguna otra frase más en una carpeta del móvil mientras acabo el desayuno y vuelvo a mi ordenador masticando nueces con chocolate.

La cocina se suele ocupar por turnos. Yo hago ayuno intermitente y llevo un horario anárquico.  A veces me siento a la mesa sólo para estar con ellos pero hoy he aprovechado para concentrarme en esto. Lo releo y reescribo. Ojalá tuviera el talento para escribir sin retocar.

Todos se han dispersado. Desde mi escritorio se escucha a María cantar y a Tristán hablar online con sus amigos. Guillermo hace la declaración de Hacienda y a Guille, en su habitación, me lo imagino estudiando. 

Hoy hemos visto "Los lunes al sol" con Guille, tiene que hacer un trabajo para economía y pausábamos de vez en cuando para que pudiera ir tomando notas. Estoy sentada en el sofá y Guillermo me amasa las piernas. Me quedaría así para siempre.

Sigo contracturada.

Nota: Llamar al médico para que me remita a un buen traumatólogo.


4 de mayo

He dormido algo mejor pero ahora me molesta el hombro. Lo primerísimo que hice fue enviar un mensaje a mi médico. Al rato me consiguió una cita para mañana, me he quedado más tranquila. 

Vino el técnico de Movistar y ya podemos ver nuestra serie, le he pedido un nuevo mando y ¡hasta se puede rebobinar! 

He caminado en la cinta durante hora y media mientras veía el resumen de los Oscar. Se llevó la estatuilla "Otra ronda" como mejor película extranjera, hoy me he enterado. La había recomendado tanto entre mis amigos que me alegró que ganara. Brindaré por ello. 

Volví a comer sopa miso, no me imagino a nadie más probando este mejunje en casa. A los niños les ofrecí spaguetti bolognesa. 

A las tres menos veinte vino Guillermo a recogerme para salir a votar. Había una cola insensata. Le acompañé durante diez minutos y me tuve que marchar para llegar con tiempo a una cita. Esta cita me la habían borrado de la agenda cuando llamé para cancelar las de la semana en que estuve aislada así que he aprovechado el viaje para enmarcar el puzzle, comprar una caja donde guardar los móviles y elegir las telas para tapizar el cabecero y reemplazar las cortinas de nuestro dormitorio. 

Me ha llamado María desde California, no hablábamos desde la semana pasada y nos hemos puesto al día aunque en este tiempo ha estado haciendo un curso sobre Eneagrama y quiero que me cuente más.

Se me hizo tarde, no he votado. 





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