Penélope es la esposa del rey de Ítaca, Odiseo. Ella aguarda durante veinte años el regreso de su marido de la Guerra de Troya.
Mientras él está fuera, Penélope es pretendida por múltiples hombres. Les promete un nuevo enlace cuando termine de tejer un sudario en el que estaba trabajando. Para mantener el mayor tiempo posible este tejido en elaboración, procura deshacer por la noche lo que creó durante el día, y de esta forma supera la larga espera.
Ésta es la visión romántica de mi dramática realidad: Destruyo en un momento lo que tanto esfuerzo, tiempo o, incluso, dinero me ha costado conseguir.
Si se trata de educar a mis hijos, cuido mi tono de voz, elijo las palabras y los gestos más cariñosos, me invento maneras originales para conseguir de ellos lo mejor y al cabo de un tiempo, cuando todo parece estar funcionando, llega una ola en forma de reproche que desmorona el castillo de arena.
Como, después de un cumpleaños, haya sobrado tarta de chocolate, encuentro una excusa cada cuarto de hora para asomarme a la cocina y cortar un nuevo pedazo hasta acabarla... por mucho que me haya costado pasar la semana anterior a dieta y hacer ejercicio a conciencia.
... y volvemos a empezar.
Hace poco aprendí esta palabra: "resiliencia". Es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido.
Sin duda cuento con buenas dosis. Es lo que me hace querer superarme cada día.
Soy nerviosa, impulsiva, apasionada y entusiasta. Explosivo coctail emocional que se me suele volver en contra. Demando con tanta impaciencia que deviene en ansiedad. Me faltan fuerza de voluntad y constancia y siempre llego tarde a morderme la lengua.
De todas mis recaídas, hay una en particular que me condiciona la vida.
Cada vez que una situación me supera o se me disparan los niveles de estrés, reacciono llevándome las manos a la cara pellizcando compulsivamente haya o no haya granitos.
He probado con tiritas en los dedos, mensajes en el espejo y hasta antidepresivos. Me gasto el dinero en cremas, tratamientos y cosméticos.
Llevo tanto tiempo repitiendo esta conducta que me han quedado señales. Me tengo que maquillar para salir de casa por si me cruzo con alguien. He de contar con al menos media hora antes de ponerme en marcha. No me planteo apuntarme a un viaje de buceo, no me doy baños en la playa ni se me ha visto por la piscina; siento un terror al contacto con el agua en público parecido al de Daryl Hannah en "Splash".
A veces me pregunto cómo habría sido yo de no tener que preocuparme. Podría saltar de la cama a la calle en apenas cinco minutos. No me habría perdido tantos planes al aire libre sólo por no estar lista a tiempo aunque reconozco que hay momentos en que prefiero quedarme sola, parte de mí es aún lobo estepario.
Me relaja escribir, me ayuda a ordenar mis ideas y a conocerme mejor. Esta cura de narcisismo abre paso a la catarsis que venía necesitando.
Mañana lo vuelvo a intentar.
YouTube "Resistiré" Dúo Dinámico
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