“Vuestros hijos no son
vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del anhelo de la vida, ansiosa por
perpetuarse. Por medio de vosotros se conciben, mas no de vosotros. Y aunque
estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor; no
vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.
Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos. El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, y quien os doblega con Su poder para que Su flecha vaya rauda y lejos.
Dejad que vuestra tensión en manos del Arquero se moldee alegremente. Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa”.
Es un fragmento de "El Profeta" por Khalil Gibran. Lo leímos la tarde anterior al bautizo de mi primer hijo. El sacerdote había venido a casa para explicarnos el ritual, abrió su portafolios y empezó a repartir copias de este pasaje. Lo estuvimos comentando sobre coca-colas y patatas fritas con mucha sal.
Casi nueve años después aún me cuestiono el principio de no intervención.
Ya antes de que nazcan has decidido por ellos aunque no sabes muy bien el motivo:
"Nos gustaría tener hijos."
Intentas proteger sus almas para que permanezcan, ingenuas, intentando comprender el mundo. Y continúas decidiendo: Juguetes educativos, colegio, actividades extraescolares...
Te propones que tus flechas superen los límites más remotos y te dispones a someter tu arco a la máxima tensión si hiciera falta.
Lees, te informas, consultas, escuchas, preguntas.
–No te imaginas, María, cómo mis hijos hablan inglés desde que tenemos au pair.
Llegas a conclusiones que has de consensuar en casa y te ayudas de una balanza. Como se desequilibra a favor de la conveniencia de asegurarles un nivel que el cole no les está ofreciendo, te pones a buscar a la mismísima Mary Poppins.
Por lo visto también sería interesante que toquen un instrumento, practiquen deporte a diario y empiecen a leer los clásicos; con que te ves apuntándoles a piano, tenis, fútbol, natación, esquí, vela, batería, lenguaje musical, pádel, hockey sobre patines y golf.
Ofreces veinte minutos de Wii a cambio de hora y media de lectura.
El chino lo descartas. Prefieres pensar que les estarás predestinando a trabajar con Oriente, ignorando otras opciones sólo por sacarle un beneficio a tanto esfuerzo invertido y esto ya te supera.
Con la mejor de las intenciones, y no siempre el mejor de los criterios, enderezas su trayectoria, les administras su tiempo y diseñas su calendario.
Les lanzas a una trepidante carrera de obstáculos y les exiges buena marca.
Ya antes de que nazcan has decidido por ellos aunque no sabes muy bien el motivo:
"Nos gustaría tener hijos."
Intentas proteger sus almas para que permanezcan, ingenuas, intentando comprender el mundo. Y continúas decidiendo: Juguetes educativos, colegio, actividades extraescolares...
Te propones que tus flechas superen los límites más remotos y te dispones a someter tu arco a la máxima tensión si hiciera falta.
Lees, te informas, consultas, escuchas, preguntas.
–No te imaginas, María, cómo mis hijos hablan inglés desde que tenemos au pair.
Llegas a conclusiones que has de consensuar en casa y te ayudas de una balanza. Como se desequilibra a favor de la conveniencia de asegurarles un nivel que el cole no les está ofreciendo, te pones a buscar a la mismísima Mary Poppins.
Por lo visto también sería interesante que toquen un instrumento, practiquen deporte a diario y empiecen a leer los clásicos; con que te ves apuntándoles a piano, tenis, fútbol, natación, esquí, vela, batería, lenguaje musical, pádel, hockey sobre patines y golf.
Ofreces veinte minutos de Wii a cambio de hora y media de lectura.
El chino lo descartas. Prefieres pensar que les estarás predestinando a trabajar con Oriente, ignorando otras opciones sólo por sacarle un beneficio a tanto esfuerzo invertido y esto ya te supera.
Con la mejor de las intenciones, y no siempre el mejor de los criterios, enderezas su trayectoria, les administras su tiempo y diseñas su calendario.
Les lanzas a una trepidante carrera de obstáculos y les exiges buena marca.
Aparentemente poco de lo mencionado le va a ser útil a Guille. Él ya tiene claro su futuro: Futbolista profesional. Lleva tanto tiempo repitiéndolo que creo que lo dice en serio.
De momento no me preocupa. Espero que un día él mismo se dé cuenta de que ésta no es una opción. De que haber ganado tres partidos desde que comenzó la liga, igual viene a indicar que no es tan bueno como asegura. Ojalá encuentre pronto una nueva pasión... sólo un poco más realista.
- Padres, quiero ser técnico de sonido... (o escultor, ... o vocalista en cualquier grupo de Rock). Cuando tu hijo ha cumplido los dieciocho, se te disparan las alarmas. Rechazas cualquiera de estas propuestas porque no confías en su talento y pronosticas mentalmente el más estrepitoso fracaso; así que te aclaras la garganta y esgrimes tus argumentos a favor del modo tradicional (el único que conoces), en un largo discurso que acaba con una sentencia sin recurso de apelación:
- Sólo así merecerás mi respeto.
Es justo en este instante cuando su sueño se desvanece como hielo en agua caliente y acatará resignado tus consejos paternales. "No les quiero decepcionar". "Ellos sabrán mejor".
Pero cuando hacen lo que se les ha dicho y después de cinco años no alcanzan la tierra prometida, te reprocharán no haberles dejado intentarlo a su manera. "Habría preferido equivocarme solo", te dirán desencantados.
Tú mismo no sabrás calcular tu grado de responsabilidad en el destino de sus vidas.
También yo me dejé convencer. Me llamaban la atención periodismo y psicología.
Derecho tiene muchas más salidas, dijo alguien con muelas del juicio y me quitó aquellas ideas una ráfaga de pragmatismo. Como mi padre había sido abogado sería una manera de honrarle.
Y me licencié... Y nunca jamás ejercí... (Se presentó otra oportunidad que me pareció más ventajosa y es a lo que me dedico aún).
Con el tiempo he encontrado la forma de satisfacer mi interés por estas asignaturas pendientes. Analizo, aficionada, conductas y comportamientos, y juego a ser columnista en este blog cuando reúno dos ratos.
Quisiera saber preparar a mis hijos para afrontar cualquier reto y ser capaz de soltar...
en el momento preciso.
YouTube "Bohemian Rhapsody" Queen
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